viernes, 17 de junio de 2016

Carta a Ernst Jennrich, condenado a muerte y ejecutado por participar en el levantamiento obrero contra el “Estado de Obreros y Campesinos”

Recordado Ernst:
Participaste en el levantamiento del 17 de junio 1953, cuando en Alemania del Este, en todas las grandes ciudades, obreros salieron a las calles, se tomaron fabricas y edificios estatales y del partido. Los obreros estaban al punto de hacer caer el “Estado de Obreros y Campesinos”, como se auto-llamaba el régimen comunista de la “República Democrática de Alemania”. El primero de una serie de levantamientos que después sacudieron los gobiernos pro soviéticos en Polonia, Hungría y Checoslovaquia. Igual que Alemania del Este el 17 de junio de 1953, todas estas insurrecciones tenían dos cosas en común: sus actores eran obreros, sindicalistas y socialdemócratas; y los partidos comunistas y sus gobiernos sólo sobrevivieron por la intervención del Ejército Rojo de la Unión Soviética. Fueron los tanques rudos que aplastaron manifestaciones de obreros.

Berlin Oriental, 17 junio 1953

Tú viviste en Magdeburg, donde el 17 de junio todas las fábricas amanecieron en huelga. El detonante, igual que en Berlin, Leipzig, Chemnitz: un decreto del Politburó del partido que aumentaba en 30% las metas obligatorias de producción, pero con los mismos salarios de miseria, y con la misma escasez de alimentos creados por la nacionalización de la agricultura.

Llegaste a la cárcel de la ciudad, la tristemente Haftanstalt Sudenburg, donde los manifestantes ya habían desarmado a los policías y estaban al punto de asaltar el penal para liberar a los presos políticos. Fuiste el hombre que evitó un baño de sangre: le quitaste el fusil a un joven que empezó a disparar a los custodios, vaciaste el cargador tirando al aire y rompiste el fusil, gritando: “¡Obreros no matan a obreros!”

Los custodios se rindieron. Los presos se liberaron. No hubo muertos - hasta que llegaron los tanques rusos y tiraron a la multitud. Fuiste arrestado, torturado, enjuiciado, condenado como “provocador al sueldo del capitalismo”, y finalmente ejecutado, un 20 de marzo del año 1954.

Afiche de la Comandancia Soviética de Berlin Oriental que declara el estado de excepción que prohibe huelgas y manifestaciones  y decreta que los que violan esta orden serán sujetos a juicios militares de guerra
Todos los juicios contra los supuestos dirigentes del levantamiento del 17 de junio se convirtieron en tribunales contra “enemigos de la clase obrera” – pero tú, como la mayoría de los manifestantes, fuiste socialdemócrata. Los soviéticos que luego de la Guerra Mundial ocuparon la parte oriental de Alemania, obligaron al Partido Socialdemócrata a fusionarse con el Partido Comunista, creando el Partido Unificado Socialista SED. Fue un matrimonio literalmente a punta de fusil. Y fueron los activistas y sindicalistas socialdemócratas como tú que organizaron las huelgas y manifestaciones del 17 de junio 1953.

Berlin Oriental, 17 de junio 1953
Mucho de lo que estoy escribiendo me lo contó un viejo socialdemócrata de Magdeburg, compañero tuyo en la resistencia contra el nazismo y luego contra la dictadura estalinista. Luego de años de encarcelamiento en Magdeburg, su libertad fue (literalmente) comprada por el gobierno de Alemania Occidental. Las largas pláticas con este hombre, que terminó viviendo sus últimos años en mi ciudad, me hicieron entrar con 16 años al Partido Socialdemócrata SPD – sólo para renunciar con 17 años, cuando en 1961 el Partido Socialdemócrata decidió expulsar a su Federación de Estudiantes Socialistas SDS, por demasiado radicales y anti-autoritarios. Mi viejo amigo de Magdeburg hizo todo lo posible para que no renunciáramos, con argumentos que en este momento no entendimos. Pero una cosa consiguió: que jamás me acerqué a los comunistas.

La historia tuya es la de los sindicalistas socialdemócratas que trataron de derrocar el yugo de un estado que solo existía, y solo se sostenía por el poder de los fusiles del ejército ruso. Tuvo que llegar el cambio (la “Perestroika” de Mijaíl Gorbachov) en Moscú, para que en 1989 este “Estado de Obreros” cayera.

Hombres y mujeres como tú, igual que los que murieron resistiendo al nazismo, son los héroes que nos permiten ver nuestra historia con orgullo. Cada 17 de junio los honramos.


(El Diario de Hoy) 



Columna transversal: ARENA, ¿renovada u obsoleta?

Hace 8 años, en junio 2008, publiqué una columna sobre la disyuntiva de ARENA. Faltaban 10 meses para las elecciones del 2009, y ya era previsible que  ARENA las iba a perder. Dentro y fuera de ARENA se discutía si cambiar o no al candidato impuesto por Tony Saca (Rodrigo Ávila), pero nadie se atrevió a discutir y cuestionar el carácter y la visión del partido. Para provocar este debate escogí el título tan provocativo de la columna: ARENA es obsoleta.

Sostuve dos tesis principales:

1. Ambos partidos mayoritarios -ARENA y el FMLN- son obsoletos. ARENA, desgastado por 20 años de gobierno, va a perder contra otro partido obsoleto, pero que promete ‘el cambio’. “Lo que El Salvador necesita son nuevos partidos. Partidos que ya no corresponden a la lógica de la guerra. Ni siquiera a la posguerra, sino a tiempos normales, en los cuales El Salvador es un país más con los problemas normales de una sociedad frente al reto del tránsito del subdesarrollo al desarrollo.

2. ARENA tiene que “convertirse en parte de una nueva fuerza con nuevos liderazgos, nueva cultura política, nuevas formas de inclusión social y política.” Si logra esta transición, “puede contar con amplios apoyos que ahora ni siquiera los puede soñar. Sea para ganar las elecciones, o sea para crear una fuerza capaz de asegurar, desde la oposición, la democracia del país. La otra opción –ganar como y para ARENA– no existe”.

Mi conclusión hace 8 años: “Es tarde para crear ahora un partido nuevo que aspire a ganar las elecciones del 2009. Pero no es tarde para que los sectores responsables y conscientes en ARENA se unifiquen para poner a ARENA –partido que como tal ya no sirve para ganar ni para gobernar– en función de la creación de una fuerza nueva capaz de llevar al país adelante. Una fuerza, además, de ciudadanos, no de militantes”.

Ya sabemos todo lo que pasó en los 8 años que han pasado: En el 2009, ARENA perdió, porque se negó a la renovación y la apertura. Entró en una profunda crisis que llevó a la expulsión de Tony Saca, la creación de GANA – y a un proceso exitoso de reconstrucción con algunos elementos de renovación. ARENA logró a revitalizarse, incluso a ganar las elecciones parlamentarias y municipales del 2012, pero la renovación programática, el relevo generacional y su apertura hacia la ciudadanía quedaron cortos y ambivalentes. Resultado: Perdieron nuevamente las elecciones del 2014, regalando al FMLN un segundo mandato presidencial.

Así que hoy, ocho años después, no sólo queda inconcluso el proceso de renovación de ARENA, corre el mismo riesgo de enfocarse en un pleito sobre “el candidato idóneo”. En 2008 escribí: “La disyuntiva de ARENA no es cambiar o no cambiar al candidato (hoy sería: a quién de sus cuadros poner de candidato para el 2019)…. Lo que tienen que hacer es mucho más trascendental que la cuestión de candidaturas. Tienen ante si la siguiente disyuntiva: desmoronarse en el intento de asegurar el continuismo – o convertirse en parte de una nueva fuerza con nuevos liderazgos, nueva cultura política, nuevas formas de inclusión social y política”.

Suscribo hoy, en junio del 2016, cada una de estas palabras del 2008. Y ante las elecciones internas de septiembre es preocupante que ARENA no esté enfocando su debate interno y con la sociedad en su verdadero reto.

ARENA ha avanzado mucho. Abrió espacios para nuevos liderazgos y nuevas formas de hacer política. Asumió la defensa de la institucionalidad democrática. Y se recetó un proceso de democratización interna del partido que va a culminar este año con el primer COENA elegido por la militancia.

Todo depende ahora de esta elección. No es simplemente una elección de nuevos líderes. Es sobre el futuro del partido: o es un partido nuevo, capaz de construir una nueva mayoría comprometida con el progreso del país, o es un partido obsoleto que no representa más que los intereses de sus funcionarios y financistas. Esta elección tiene que convertirse en la decisión entre renovación y continuismo. Entre apertura y estrechez programática. Entre partido de militantes o vehículo de ciudadanos para regenerar el país.

De esta elección interna tiene que salir una definición de rumbo, la consolidación de un liderazgo capaz de terminar y profundizar el proceso de renovación – y sobre todo de ganar las elecciones del 2018 y 2019. Tal vez ganar las elecciones no sea el reto más complicado, dado el fracaso del gobierno del FMLN. Pero de nada sirve al país otro mal gobierno de ARENA, como con toda seguridad nos hubiera tocado si hubiera ganado Rodrigo Ávila en el 2009 o Norman Quijano en el 2014. El reto es gobernar con capacidad de resolver los principales problemas que frenan el progreso del país: inseguridad, falta de crecimiento, pobreza, sistema educativo obsoleto.

Y esta capacidad no depende de concertaciones de cúpulas partidarias. Depende de la capacidad de ser parte de la construcción de amplios consensos en la sociedad civil como sostén de nuevas políticas públicas – y de convertirse en la expresión política de estos consensos. Si no, queda obsoleta.

(El Diario de Hoy)

 Lea la columna del 2008:


miércoles, 15 de junio de 2016

Carta a Karla Hernández: O censura o libertad de expresión

Estimada diputada:
No es justa toda la burla que te han hecho por tu idea de posar ante cámaras de TV para comprobar que la melaza no es tóxica. Tampoco toda la jodedera porque llegaste a la Asamblea armada de un megáfono. Es válido que los diputados busquen nuevas formas de comunicación. De la mayoría de tus colegas nunca nos burlamos, simplemente porque nunca dicen, proponen ni critican nada…

También encuentro válido que tuviste el valor de lanzar, a título personal y de acuerdo a tus convicciones personales, una “ley Digicel” para implementar en El Salvador la censura. Está bien que los diputados propongan y voten por conciencia, y está muy bien que tu partido lo permita – aunque algunas veces le cuesta, como en el caso del voto disidente de Johnny Wright Sol en la elección del fiscal general. De paso sea dicho: ya sabemos que tenía razón Johnny de expresar dudas.

Como te puedes imaginar, estoy en absoluto desacuerdo con tu propuesta. La censura es una práctica del pasado. No te puede gustar la campaña de Digicel, y puedes usar tu megáfono o cualquier otro medio a tu alcance para criticarla. Tú puedes decir que expresás el sentimiento de rechazo de la mayoría, aunque lo dudo seriamente. La mayoría, sobre todo la generación más joven, ya asume la diversidad y la tolerancia como algo normal.  Pero incluso si fuera cierto, no constituye ningún argumento a favor de la censura. Precisamente de esto se trata en la democracia, en la libertad de expresión y en la erradicación de la censura: proteger las expresiones de las minorías.

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No voy a entrar en una discusión sobre el contenido de la campaña de Digicel. Es irrelevante. A mi me gusta y a vos no. Punto, y ¿cuál es el problema? Igual habrá otras expresiones de arte, literatura o publicidad que te gustan a vos y a mi me caen mal. Lo que no podemos hacer es darle al Estado, mediante leyes, el rol arbitrario para decidir qué es de mal gusto y qué otra cosa es “edificante”.

Nadie tiene que justificar sus gustos. Mucho menos frente al Estado. Si es publicidad, como en el caso de Digicel y su manifiesto, el cliente va a decidir. Si esta campaña le resta mercado a la empresa, porque la gente la rechaza y se indigna, la van a cambiar o suspender. Así de simple. ¿Y no sos defensora de la libertad del mercado, para no hablar solamente de la libertad de expresión?

Las libertades no permiten medias tintas. Uno es a favor de la libertad de expresión y de la empresa – o a favor de leyes que permitan al Estado a censurar.

DIGICEL

Vas a decir que las libertades tienen límites cuando chocan con otros derechos o con leyes. De acuerdo. La libertad de expresión no incluye el derecho de difamar. Hay leyes que regulan este conflicto de derechos. Pero no podemos suspender la libertad de expresión por el solo hecho que una obra, un libro, una película o una campaña publicitaria choque con el gusto diferente de una persona, o incluso de una mayoría de personas. Si comenzamos con censura, ¿hasta dónde vamos a llegar? ¿Cómo luego garantizamos que la censura no se aplique contra disidencia o crítica política?

Tu propuesta de censura no va a proceder. Ya no cabe en nuestra cultura política. Ni siquiera tu propio partido te va a apoyar. Y me imagino que vos lo sabés, y que esta iniciativa es tu forma de usar los instrumentos parlamentarios para hacerte oír, para expresar tu crítica a esta campaña. Bueno, es tu derecho, aunque la Asamblea no es para la proyección de los egos ni de los gustos o disgustos personales de los diputados.

Te recomiendo que uses tu curul para perfilarte en otros temas más importantes que aquejan al país.
Saludos,
44298-firma-paolo 
(MAS!/El Diario de Hoy) 

 

martes, 14 de junio de 2016

Carta a los empresarios: No defiendan salarios de hambre

Estimados amigos:
Francamente, la propuesta de salario mínimo que proponen ustedes es ridícula y torpe. Ridícula, porque mantendrá el salario mínimo debajo del mínimo vital que necesita un trabajador para su subsistencia física. Torpe, porque regala al FMLN una bandera de lucha que tan desesperadamente necesita ante los fracasos de su gobierno.

La gran mayoría de ustedes de todos modos pagan a sus trabajadores mucho más que el salario mínimo. Los que pagan salario mínimo aunque su productividad les permite pagar salarios dignos son explotadores tacaños que no entienden que su empresa, para prosperar, tiene que invertir en su capital humano. Son malos empresarios, no solamente en el sentido ético, sino en el sentido profesional y gerencial. Estas empresas hay que obligarlas a pagar un salario mínimo decente.

Hay otros que pagan salario mínimo porque de hecho sus empresas solo pueden subsistir en base de la explotación de su mano de obra, porque no tienen productividad, no tienen productos buenos o no tienen capacidad empresarial. Estos negocios, o hay que transformarlos en empresas más productivas o competitivas, o hay que cerrarlas. No pueden seguir subsistiendo a costa de una explotación medieval. Suena duro, pero es la realidad de la competencia.

La política de las gremiales empresariales no puede ser mantener un salario mínimo debajo del mínimum vital, sino trabajar-luchar-negociar para que las empresas, cuya existencia depende de salarios de hambre, tengan las oportunidades y los incentivos para convertirse en empresas suficientemente productivas para poder pagar salarios dignos. Dignos significa que garantizan más que la sobrevivencia física de la mano de obra sino su desarrollo humano y su superación educativa.
Todas las empresas, si quieren competir en la economía cada vez más tecnifica y globalizada, necesitarán mano de obra más calificada, más motivada por oportunidades de superación, y que no esté atrapada en la diaria lucho por la supervivencia de sus familias. Si no apostamos a esto, no estamos en nada. No es un imperativo humanista, es un imperativo gerencial para el futuro de sus empresas.

Ninguna familia puede vivir con ingresos como los que prevea la tabla que ahora propone el Consejo del Salario Mínimo, ni siquiera con dos proveedores por núcleo familiar.

Si el sector privado no se convierte en el factor de cambio de esta situación insostenible, el FMLN con populismo asumirá este papel – y el cambio que provocará será contrario a lo que necesita el país y dañino al desarrollo de nuestra economía. Esto no es un peligro hipotético y abstracto, es una amenaza actual y real. Será fatal si la falta de visión y la mezquindad del sector empresarial provea al Frente del combustible para levantar banderas de lucha de clase.

No me pregunten a mi cuál será el salario mínimo racional. Les pido que establezcan una mesa técnica de las gremiales para estudiar el problema y generar propuestas y políticas, que van más allá de definir el salario mínimo, sino que garanticen que las empresas salvadoreñas pueden ser competitivas sin depender de salarios de hambre y de la perpetuación de la pobreza.

Saludos,
44298-firma-paolo 
(MAS!/El Diario de Hoy)